martes, 10 de abril de 2012

Diez claves para Orientar a los hijos en el estudio.

Entre los estudiantes con mejores resultados, están aquellos cuyos padres hacen un seguimiento continuo de su educación. No es una ecuación perfecta, pero es un hecho que reflejan las encuestas y muestra la importancia creciente de los padres en la educación de los hijos.




1.- EL RITO DEL ESTUDIO

Que un niño lleve años siendo estudiante no quiere decir que haya adquirido hábitos de estudio. Muchos de los estudiantes una vez que empiezan contenidos más complejos, en la Enseñanza media por ejemplo, empiezan a flojear, a sacar bajas notas, etc.
Los principales problemas de muchos niños son que tardan demasiado en ponerse a estudiar o se limitan a hacer las tareas que les ponen cada día, pero no estudian en casa regularmente.
¿Cómo se logra la regularidad? Con una meta, y ¿Quién la pone? Los profesores ponen las tareas pero son los padres los que tienen que vigilar que el niño rinda en casa, la tarea de los padres es conseguir que además de las tareas, el hijo vaya estudiando lo que ha visto en clases. Esto lo podemos conseguir de forma indirecta preguntando qué ha hecho en clase, demostrándole que tenemos interés en que sepa las cosas bien y no sólo en las notas. Los padres deben seguir en casa los aprendizajes de sus hijos.


2.- EL TIEMPO

Se debe realizar una organización temporal del estudio, establecer una norma, pero debe ser flexible, no se debe dejar a la improvisación, los niños deben estudiar sin interrupciones, como referencia podría valer la norma de que un niño debe estudiar como mínimo 10 minutos por curso, así si está en primero básico debería estudiar 10 minutos, si está en cuarto 40 minutos, y si está en enseñanza media no menos de una hora 20 minutos. Es más bien una pauta de mínimos, no debe tomarse como una regla, la idea es que sirva de orientación. Por supuesto esta pauta es insuficiente cuando los alumnos van mal o les cuesta estudiar o concentrarse. Tampoco podemos exigir a nuestro niños que empiecen mañana a estudiar 100 minutos diarios si en la actualidad sólo estudia 30, podríamos plantearnos ese objetivo para alcanzarlo a lo largo del año.
Por otro lado, cabe señalar que un alumno que pone atención en clases, tiene sus cuadernos al día y está rindiendo bien en las evaluaciones, debe mantener su ritmo y siempre procurar nivel hacia arriba. A su vez, es necesario distinguir entre el estudio propiamente tal de los deberes académicos.
De nuevo lo importante es que el niño/joven vea que nos preocupamos de sus estudios, que estamos atentos a sus evoluciones y que nos parece importante. No solo nos importa la nota, sino también el proceso que se realizó para alcanzar dicha nota; recordemos que las notas deben reflejar el conocimiento adquirido.


3.- EL ESPACIO

Los niños deben tener su propia mesa de trabajo en su pieza, con todo el material escolar a mano, así evitamos que tenga interrupciones para buscar algo.
La idea es que paulatinamente el niño/joven trabaje solo, aunque depende del niño, ya que algunos trabajan bien en un espacio compartido con hermanos mayores o padres, siempre que éstos estén también trabajando, ya que hay niños que se motivan al ver a los demás estudiar. Se debe trabajar en un ambiente que favorezca el trabajo (un clima propicio para el aprendizaje), cómodo, bien iluminado, con una buena silla y una mesa ordenada. (Una mesa ordenada evita las distracciones, para quienes tienen déficit atencional es fundamental ser muy cuidadoso de no aportar con distractores como lápices con figuritas que se muevan, juguetes encima del lugar de trabajo, sacapuntas o elementos que finalmente se conviertan en distractores, aunque ciertamente sabemos que es una variable que no se pude controlar completamente).


4.- LAS TÉCNICAS


Por lo general el rendimiento durante el estudio empieza siendo regular (por lo que conviene no empezar por lo más difícil), en la medida que nos adentramos en el estudio este va mejorando poco a poco y en los minutos finales suele ser más bajo ( es el momento para las tareas sencillas o automáticas). Lo más aconsejable para evitar distracciones es que el niño se zambulla directamente en el estudio. Entre las pautas básicas que pueden seguir a la hora de estudiar se pueden sugerir las siguientes:

► Realizar una primera lectura exploratoria del tema del libro o de los apuntes que se van a estudiar, pero sin subrayar.
► Realizar una segunda lectura más profunda, subrayando. Se trata de jerarquizar las ideas y marcarlas de diferentes modos según su importancia.
► Hacer después un esquema de las ideas principales o un resumen.
► Aprenderse leyendo varias veces e incluso repitiendo en voz alta, el esquema o el resumen realizado.
► Organizar un plan de estudio hasta el día de la evaluación. Por ejemplo, si es dentro de ocho días, repasar periódicamente los resúmenes y esquemas.
► Volver a leer todo una vez para comprobar que el esquema o resumen están bien organizados y que no se ha dejado de incluir nada importante.
► No estudiar posteriormente sobre los originales (libros o apuntes) sino sobre lo que se ha elaborado.


5.- LA SUPERVISIÓN

La familia es la que debe controlar el proceso de aprendizaje. Si no se vigila y no se dan pautas de estudio a los hijos, la consecuencia es el descontrol. La supervisión del estudio no implica que los padres tengan que resolver las dudas de los hijos, no debemos hacer el trabajo de nuestros hijos, sino preguntarle cómo cree él que se puede resolver una tarea, conducirle, ayudarle a averiguar qué es lo que está resultando difícil y después hacerle algún comentario positivo para que vea que ha sido capaz de realizarlo y se motive, es decir ayudarle a pensar.
No importa la edad que tenga su hijo, supervisar sus logros y aprendizajes es un signo de interés en él; además, la época escolar no es aun la época de la total autonomía, no obstante ese debe ser nuestro norte por lo que si ya se ha logrado es un éxito.
¿Cómo motivar a nuestro hijo?, Lo primero es que el alumno experimente que lo que hace tiene sentido. Si no, cuando no le sale algo, lo dejará para otro día, por eso es necesaria la supervisión, hay que preguntarle, ver si ha resumido, que sigua correctamente los procedimientos, corregirle las faltas de ortografía, dedicarle tiempo, en definitiva interesarse.


6.- CUANDO VA MAL

Cuando un alumno no ha adquirido desde pequeño un hábito de estudio, su seguimiento se complica, lo mismo le ocurre si no está motivado en el colegio: en casa le pasará lo mismo, es estos casos surge la tensión entre los niños y los padres para que estudie. Lo más importante con estos alumnos es la motivación, procurar que no tengan que realizar actividades aburridas o repetitivas, procurar que sus actividades se puedan relacionar con temas que les interesen (animales, deportes) y buscar la colaboración con el profesor jefe o el de la asignatura en cuestión. Para estos alumnos en lo que se dan malos resultados, buena parte del problema deriva de que los niños trabajan casi exclusivamente cuando tienen evaluaciones, se les debe introducir un plan de trabajo semanal, para ver a corto plazo los resultados del esfuerzo, este sistema es bueno si no es excesivo, para los casos más difíciles se debe realizar un plan personalizado con los padres y con la colaboración del departamento de orientación.
Recuerde que la motivación es personal, interna de cada uno; los elementos externos son solo estimuladores; las ganas de aprender deben nacer desde la propia convicción.


7.- EL CONTACTO CON EL COLEGIO

Para lograr una buena marcha de los estudios del hijo, lo más importante es el seguimiento en casa, y lo segundo mantener contacto personal con el Profesor Jefe y poder hablar con él sobre aspectos de aprendizaje, profesionales y emocionales que afecten a nuestro hijo, sin obviar a los profesores de asignatura. El objetivo es que los padres sepan qué pasa en clase y el profesor qué pasa en casa.


8.- FUERA DE CLASE.

Dicen los especialistas que si el niño va bien que haga un par de actividades extraescolares que le ocupen dos o tres días a la semana, pero insisten en la importancia de combinar las que requieren estudio (música, pintura) con otras más lúdicas (deporte u otros). Estas actividades ayudan a generar hábitos y se deben buscar con continuidad, no un mero entretenimiento, así el niño verá su propio progreso; lo que no se debe hacer es agobiarlos con más actividades de aprendizaje después de clase y restarle tiempo para el estudio y el descanso necesario.




9.- LOS ROBATIEMPOS.

Las consolas, la televisión, el computador, etc... son los robatiempos de estudio de los niños, lo suyo sería no llegar a la situación de escondérselos, se debe enseñar a controlar el tiempo de uso, pero no debemos empezar a los quince años sino a los siete, aunque nunca es tarde; son costumbres que deben estar establecidas desde que son pequeños para que asuman de forma natural la presencia de límites y la autoridad de los padres. Además que pueden ser de gran ayuda para generar autocontrol y autodisciplina. Utilizarlos antes o después del tiempo de estudio dependerá a su vez de los momentos de distracción que tenga cada uno.


10.- LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

Los niños/jóvenes asocian el uso de internet con el juego, no con el estudio, o a su vez, con el famoso “copiar y pegar”. Por eso su uso para estudiar es difícil de vigilar. Internet se vuelve más un juego que una herramienta pedagógica, por lo que si no se usa de forma adecuada se puede perder su control. Sin embargo, no hay que ser tan taxativos. Para que las nuevas tecnologías les resulten cercanas puede ser muy positivo para motivarles en el aprendizaje si se logra encaminar adecuadamente, para ello los padres han de entender previamente como se relacionan sus hijos con ellas, muchos conciben estas tecnologías como parte de sus sentidos, saben manejarlas de forma automática (incluso mejor que los propios adultos), además es su pantalla al mundo, un universo en el que la rapidez y la interactividad son los mejores aliados; por eso, hay que tener las nuevas tecnologías como un aliado útil.

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